El perfil rojiblanco: Antonio Gallardo

El inicio: derrotar a la incredulidad

En una época muy marcada de su proceso dentro de las Fuerzas Básicas de Chivas llegó a sembrar dudas, motivadas por algunas situaciones imponderables del futbol y la vida misma, pero Antonio Gallardo Palacios le ha dado una cachetada con guante blanco a los incrédulos, y a todos aquellos que no creían en el potencial de sus cualidades dentro del terreno de juego.

No es culpa de Antonio Gallardo haber nacido en una familia dedicada a la medicina y  la cual gracias a la inconmensurable  ayuda del Sumo Creador  lo ha procurado en todo lo que ha estado a su alcance y mucho menos, que su hijo a final de cuentas se haya enamorado de la pelota, por lo cual declinó seguir con la tradición familiar.

“Al principio de mi proceso en Fuerzas Básicas llegue a tener lesiones serias, y había quienes me decían Toño,  tú ni necesidad tienes de estar en el futbol. Estudia medicina como tus papás”, solía ser el discurso que escuchaba el volante rojiblanco cuando por alguna molestia detenía su actividad dentro del terreno de juego.

Consciente de que el primer derrotado si escuchaba esas palabras sería él mismo, Antonio demostró la gallardía de su apellido para seguir adelante en el camino que había escogido: ser futbolista profesional y llegar  a la Primera División enfundado en la playera rojiblanca.

No fueron tres, ni siquiera cuatro años los que Antonio Gallardo persiguió con ahínco su sueño, sino ocho años de un proceso que tuvo de todo, triunfos, sinsabores, lesiones, giras y un brote de paciencia que resultó fundamental para disfrutar lo que ahora ha logrado.

“El medio del futbol es muy difícil, existe mucha competencia y miles de jóvenes quieren estar en tu lugar”, llegó a mencionar Antonio Gallardo para dejar en claro que su perseverancia algún día iba a otorgarle el tesoro que buscó buena parte de su vida.

La conquista del sueño: Primera División 

Ese día llegó el 20 de febrero del 2011 coronado con una soberbia actuación de Chivas en la cancha del Estadio Omnilife con un marcador de 4-1 sobre Pachuca, donde la sangre juvenil rojiblanca que corre en las venas de  Érick Torres, Jorge Mora, y el mismo Antonio Gallardo dieron una buena lección de futbol en una noche de buen recuerdo en el majestuoso palacio rojiblanco.

“Mi debut es un sueño”, dijo al final del encuentro ante los Tuzos el volante tapatío y el sueño ha encontrado nuevos horizontes para la expansión, confiable ante los ojos de José Luis Real, quien no duda en echar mano de Gallardo en los momentos cruciales de los partidos, y las expectativas personales van más allá como la etiqueta de inamovible en el once titular del Rebaño.

Todo en base al trabajo y al empeño diario en cada entrenamiento y partido, eso lo conoce de sobra Antonio Gallardo, un jugador que ha hecho de la paciencia su aliado para conseguir sus metas dentro y fuera de la cancha y va por más con sus recientes llamados a la Selección Nacional Sub 22 que se prepara para la aventura de los Juegos Panamericanos 2011 próximos a celebrarse en su casa, Guadalajara.

Con el buen arranque del Guadalajara en el Torneo Apertura 2011 Antonio Gallardo Palacios ya saboreó el gol en el Máximo Circuito en la meritoria victoria del Rebaño en tierra michoacana con marcador de 1-2 frente a Monarcas Morelia, lo que alimentó las ilusiones del incansable escudo tapatío que busca cumplir sus metas a corto, mediano y largo plazo.

El presente: Promete lo mejor

Condiciones para jugar al futbol tiene de sobra el volante rojiblanco, buena técnica individual que le ayuda a conducir el balón y proyectarlo con mucho sentido hacía sus compañeros de equipo y la pelea y tesón que son propias de un contención en la mitad de la cancha que luce siempre dispuesto a conquistar la consolidación como rojiblanco en el equipo dirigido por José Luis Real.

Esta vez no existen limites, la incredulidad se ha esfumado y Antonio Gallardo sigue la pasión por el sueño que tuvo desde que era niño, es un futbolista profesional que defiende con orgullo la playera rojiblanca, desde la cantera, desde la Primera División e incluso cuando ha merecido representar a México en cualquier competencia internacional.


En la actualidad Antonio Gallardo ha demostrado a propios y extraños que su camino estaba, está y estará marcado por el futbol. Es un Gallardo  en la pelea  como lo reseña en su libro favorito, Los Pilares de la Tierra. En la medicina ya existen dos grandes profesionales como lo son sus padres. El balompié lo llama, le apasiona, lo enamora y le reafirma a cada instante: “Toño, el futbol siempre ha sido lo tuyo”.