Llegar para arrancar con la carrera
Su ascenso en las Fuerzas Básicas de Chivas tiene tintes meteóricos, pues con tan sólo año y medio dentro de la institución rojiblanca Javier Eduardo López Ramírez, joven volante nacido en la llamada “Ciudad de los grandes esfuerzos”, Torreón, Coahuila ha vivido de todo un poco enfundado en la playera rojiblanca.
Desde que abandonó las filas de su primera academia de futbol en Ciudad Lerdo en Torreón, luego de ser reclutado por el Profesor Jorge Domínguez, Javier Eduardo López se adentró en el exigente entorno de Chivas probó la intensidad de los entrenamientos y se aplicó en la disciplina interna de la Casa Club de Verde Valle para comenzar su proceso en el cuadro Piloto rojiblanco.
Dejar lejos a su familia es de los primeros sacrificios que debe hacer cualquier joven que busca cumplir con sus sueños, y a la vez el motor principal que lo impulsa a seguir ofrendando lo mejor de si mismo todos los días porque si de algo está seguro Javier Eduardo López es que no debe dejar de seguir soñando.
Aceptó como un verdadero profesional iniciar como rojiblanco en el equipo Piloto al lado del Profesor Heriberto Padilla y Rodolfo Jauregui, a pesar de que su generación 1994 ya había escalado un peldaño más arriba en el escalafón de la cantera del Rebaño, Tercera División.
“Llegué a Chivas como un enganche, pero con el equipo Piloto jugaba de extremo con el Profe (Heriberto) ‘Choco’ Padilla y Rodolfo Jauregui, me puse a trabajar, a jugar y echarle ganas para alcanzar rápido a mi categoría y me uní a ellos en Tercera División con el Profe Felipe Peña”, rememora Javier Eduardo López.
De inmediato llamó la atención por la depurada técnica individual y su infalible conducción del esférico, aderezado todo con su contacto directo con el gol, socio al que sabe darle la mano en los momentos más apremiantes de un partido.
Las giras internacionales se dieron en buena medida, Chile, Brasil en dos ocasiones e Italia le forjaron, aportaron una buena experiencia a su proceso, también los torneos con el Rebaño le hicieron entender que no cualquiera puede poseer la ecuanimidad para abrazar el profesionalismo del futbol.
“Tuve giras a Chile, Brasil e Italia siento que jugamos bien en cada uno de los torneos, pero los equipos eran muy fuertes y no pudimos salir adelante. Algo de lo que me di cuenta es que algunos compañeros pasaban por el recorte tiempo después, eso me hizo valorar mucho más estar aquí”, declaró el volante del Guadalajara Sub 17.
Proceso que corona el esfuerzo grupal
Con toda la humildad que es capaz de acumular, Javier Eduardo López acepta que el torneo anterior no fue su torneo, con todo y el campeonato obtenido por su equipo en la categoría Sub 17, pues algunos periodos de lesión le impidieron avanzar y ayudar como él hubiera deseado en la conquista de la corona.
“El torneo anterior no fue mi torneo, aunque el equipo ganó el campeonato siento que me quedé un poco pues tuve algunas lesiones que me impidieron ayudar al equipo como hubiera querido. Desde entonces el equipo ha sido unido y así permanecemos hasta ahora, el jugador que viene de abajo lo integramos como uno más y también procuramos la mentalidad de que debemos trabajar para tener otro campeonato”, precisó Javier Eduardo López.
En el Guadalajara Sub 17 nadie juega su partido aparte, dentro de la cancha cada uno de los jugadores pone su cualidad al servicio del equipo y que el futbol fluya como debe de ser. Ese es tal vez la fórmula más efectiva de un equipo que se divierte haciendo lo que sabe dentro del terreno de juego.
“En el equipo nadie es más que el otro, cada uno pone sus cualidades para jugar, somos amigos, nos gusta lo que hacemos. Estoy muy agradecido con (Alberto) Coyote, Ramón (Baeza), Alex (Gorgonio) que nos ayudan mucho a todos a trabajar, mejorar y salir adelante en todo lo que hacemos”, dijo sincero Javier Eduardo López.
El futuro promete vida, sueños y futbol
En el ahora, Javier Eduardo López no deja de soñar y seguir firme en sus convicciones. El regalo de entrenar junto a los integrantes del primer equipo del Guadalajara, tanto en su casa Verde Valle como en la cancha del Estadio Omnilife no lo cambia por nada, y por el contrario lo disfruta al máximo.
El joven Javier Eduardo López juega por su vida, por su familia, por el entorno que lo rodea y una de los aspectos más importantes lo hace entre sus amigos y lo hace para ganar, lo que venga por añadidura siempre será bienvenido.
“Tengo mucha alegría y agradecimiento para con mis compañeros de equipo y el cuerpo técnico. Más que nada estoy jugando futbol por mi vida, por mi familia, mis hermanos y estoy aquí para seguir trabajando. La mayor enseñanza que me ha dejado Chivas es que nada es imposible, todo se puede. Esto no puedo decir que es fácil, tampoco tan difícil, sino de trabajar duro y con dedicación. El futbol es de conjunto, juego con mis amigos, con mucha humildad ante todo y por eso no echo de menos nada de lo que he sacrificado”, finalizó convencido Javier Eduardo López.