A 28 años de la conquista de la novena estrella

Después de haber conquistado ocho campeonatos en un periodo de 13 años entre 1957 y 1970, el Club Deportivo Guadalajara pasó por una etapa en la que no pudo ser el habitual contendiente al título de temporadas anteriores hasta que a principios de los 80 retomó el protagonismo con la llegada como Director Técnico de Alberto Guerra.

El ex jugador rojiblanco regresó al Rebaño Sagrado para asumir el timón del conjunto tapatío tras iniciar su carrera como entrenador en el Atlético Potosino con muy buenos resultados, mismos que llamaron la atención de la dirigencia de las Chivas para ser el encargado de conducir a la escuadra más popular del país.

Guerra comenzó a dirigir al Guadalajara en la Temporada 1982-1983 y desde esa misma campaña le dio al equipo rojiblanco un rol protagónico en el Futbol Mexicano, que a la postre sería capitalizado en la conquista del noveno título de Liga para la institución. El Rebaño Sagrado disputó la Gran Final ante Puebla en la campaña 1982-1983 y contra América en la 1983-1984, y aunque en ambas terminó como subcampeón, la directiva no perdió la confianza en el proyecto con Alberto Guerra como entrenador en busca de sumar otro trofeo de Campeón para la institución.

Luego de un par de torneos cortos en el Futbol Mexicano por la celebración de la Copa Mundial de la FIFA en nuestro país, los dirigentes del Guadalajara apuntalaron el plantel para contender nuevamente por el título del Futbol Mexicano en la Temporada 1986-1987. La directiva rojiblanca repatrió al guardameta Javier ‘Zully’ Ledesma, quien había jugado a préstamo un año con el Morelia, y contrató a dos de los mejores mediocampistas al adquirir a Benjamín Galindo del Tampico Madero y a Guillermo Mendizábal del Rayo Vallecano, de España.

Éstos tres jugadores redondearon el plantel que tenía como base a Sergio Lugo, Demetrio Madero, el mundialista Fernando Quirarte, José Gutiérrez, Néstor y José Manuel ‘Chepo’ de la Torre; Concepción ‘Concho’ Rodríguez y Eduardo ‘Yayo’ de la Torre. Además de sobresalientes jóvenes como Omar Arellano y Luis Antonio Valdez.

El camino marcado hacia el título era largo, ya que al no haber descenso en el ciclo 1985-1986, en el cual se disputaron los torneos cortos de Prode 1985 y México 1986, la Primera División tuvo un aumento a 21 equipos con el ascenso de las Cobras de Querétaro, razón por la cual el calendario consistió de 42 jornadas, con una fecha de descanso por vuelta para cada equipo. El arranque fue lo más complicado para Chivas, ya que una bronca en el partido de la Jornada Tres contra América en el Estadio Azteca dejó a la escuadra rojiblanca con un saldo de 10 jugadores suspendidos, situación que provocó que Alberto Guerra le pidiera al delantero Jaime Pajarito salir del retiro para fortalecer al equipo mientras recuperaba a los elementos castigados.

En la séptima fecha, el Rebaño venció por la mínima diferencia a los Coyotes del Neza e inició una racha de 15 partidos sin conocer la derrota en cualquier cancha, con una impresionante marca de 11 triunfos y cuatro empates, para situarse en la cima de la clasificación general, posición en la que llegaría hasta el final del campeonato, con una cosecha de 55 puntos, producto de 21 victorias, 13 empates y sólo seis derrotas.

Ya en la Liguilla, Guadalajara eliminó al Campeón Monterrey en los Cuartos de Final con marcador global de 4-3 tras un empate a tres goles en el Estadio Tecnológico y un triunfo por la mínima diferencia en el Jalisco, mientras que en la Semifinal ante el Puebla el trámite fue más sencillo al ganar tanto en la Angelópolis como en la Perla Tapatía por marcador de 2-0. Pero a pesar del buen paso en la fase final, al Rebaño Sagrado le faltaba un último paso llegar al trono, superar al Cruz Azul, que había terminado en el segundo lugar de la tabla general sólo un punto por debajo del conjunto tapatío; además, la escuadra celeste veía la oportunidad de recuperar el brillo que tuvo en la década de los 70.

En el primer partido de la Final, la Máquina logró el triunfo por 2-1 con un gol de Juan Morales a los 87’ luego de que el encuentro se mantuvo empatado desde el minuto 28 cuando Luis Antonio Valdez, de destacada presentación en la Primera División, había igualado el marcador luego de la ventaja que habían tomado los Cementeros en el minuto nueve tras un gol de Ignacio Flores por la vía penal.

Guadalajara tenía que remontar para quedarse con el trofeo de Campeón en el primer juego de Vuelta de una Final de Liguilla en la historia del Estadio Jalisco, ya que anteriormente sólo se habían disputado partidos de Ida en la serie por el título en el Coloso de la Calzada Independencia, dos por parte de los Leones Negros y dos de las Chivas.

El domingo siete de junio de 1987 el Estadio Jalisco estaba lleno para presenciar el desenlace de la Final entre Chivas y Cruz Azul. El Rebaño Sagrado saltó a la cancha con una sensible baja, ya que no pudo contar con su orquestador Benjamín Galindo debido a una lesión tras el partido de Ida.

Sin embargo, Chivas logró empatar el marcador global desde el primer tiempo gracias a un gol al minuto 29 por parte de Fernando Quirarte, quien mandó el balón a las redes con un sólido remate con la cabeza. El viento parecía a favor de la escuadra rojiblanca, pero nueve minutos después tuvo otra importante baja, ya que Guillermo ‘Wendy’ Mendizábal se resintió de una lesión y tuvo que dejar su lugar al ‘Pituco’ José Manuel López Lomelí.

Afortunadamente, el cuadro tapatío no perdió la concentración y en los primeros minutos de la parte complementaria apareció el goleador del equipo, Eduardo ‘Yayo’ de la Torre, quien anotó a los 46’ y a los 55’ para sentenciar el encuentro con un contundente 3-0 y de esa manera Guadalajara terminara un ayuno de 17 años sin ser Campeón para sumar la novena estrella.

Fue el justo premio a una generación de jugadores que defendió con orgullo la camiseta rojiblanca y con la ambición de llevar a Chivas a la cumbre del Futbol Mexicano, misma que a 28 años de distancia sigue presente en la memoria de los aficionados del equipo más popular de México como una de las conquistas más emotivas en la historia de la institución.