El recuerdo de un ídolo, Héctor Hernández.

El jugador considerado con las mejores condiciones técnicas en la época del Campeonísimo fue Héctor Hernández, un delantero que reunía cualidades futbolísticas excepcionales, algo poco común en un atacante de esa época y que hasta la fecha continúa como referencia de un jugador completo, por ello es merecido recordarlo a 80 años de su nacimiento.

Héctor Hernández García nació el 6 de diciembre de 1935 en la ciudad de Guadalajara y tras participar en la Liga Interparroquial de la Perla Tapatía fue reclutado por el Club Oro, equipo con el que debutó en la Primera División en la Temporada 1953-1954. Con el conjunto áureo no tardó en mostrar sus dotes como goleador y en la campaña 1955-1956 terminó como el máximo anotador de la Liga, con 25 tantos.

Tras militar con los Mulos, para la Temporada 1958-1959 fue contratado por Guadalajara, donde mostró el mejor futbol de su carrera y fue parte de la conquista de seis campeonatos por el Rebaño en el campeonato mexicano, además de alcanzar la condición de ídolo.

El ‘Chale’, como era conocido, era un jugador con un estilo encarador, poseía un amplio repertorio de jugadas, pues además de eludir a los adversarios con la gambeta, era muy hábil para hacer túneles, sombreritos y bicicletas al enfrentar a los defensas rivales, es por ello que no sólo la afición rojiblanca sino el público mexicano quedó encantado con la magia que tenía en las piernas.

La vistosa manera de jugar de Héctor Hernández era un deleite para los aficionados, quienes disfrutaban no sólo de sus goles sino también de sus asistencias, ya que era un futbolista con depurada técnica al pasar la pelota a sus compañeros. Por supuesto, el talento de Héctor Hernández lo llevó a integrar la Selección Mexicana que participó en los Mundiales de Suecia 58 y Chile 62.

Luego de su destacada carrera como jugador, Hernández García continuó en el futbol como entrenador, pero de manera inesperada perdió la vida el 15 de junio de 1984, en un accidente automovilístico, cuando el autobús en el que viajaba al mando del equipo Loros de Colima se volcó rumbo a Pachuca, en un triste suceso no sólo para el Guadalajara sino para todo el medio futbolístico por la pérdida de una de sus leyendas.