Entre los momentos más felices que ha tenido Chivas y la afición rojiblanca en los más recientes años no hay otro de mayor trascendencia que la conquista del título de Liga en el Torneo de Apertura 2006, al vencer al Toluca el 10 de diciembre en el Estadio Nemesio Díez.
Hace nueve años el Rebaño Sagrado bordó la onceava estrella en su camiseta al vencer en la Final por 2-1 a los Diablos Rojos y de esa manera llenar de emoción a millones de aficionados en México y más allá de sus fronteras, pues fue una coronación esperada durante nueve años tras la obtención del campeonato en el Verano 97.
Aquella conquista fue muy especial para Guadalajara, pues fue en el año del centenario de su fundación y el primer título del equipo en la administración de Jorge Vergara desde su llegada a finales de octubre de 2002.
Desde el Clausura 2006, Chivas había dejado en claro que era una escuadra con el potencial para alcanzar metas muy altas y aunque en el Apertura 2006 clasificó en el octavo lugar, consiguió su mayor nivel de juego en la fase final para eliminar a Veracruz en la Repesca, al líder Cruz Azul en Cuartos de Final y a su acérrimo rival América en Semifinales.
El único rival que le faltaba por vencer era el Toluca, un equipo acostumbrado a jugar los partidos decisivos por el título, pero al cual el conjunto rojiblanco supo hacer frente para proclamarse como monarca del futbol mexicano en el mismo estadio del cuadro escarlata tras empatar a un gol en el Estadio Jalisco.
El domingo 10 de diciembre Chivas se presentó en el Estadio Nemesio Díez en busca de salir con el trofeo de Campeón en las manos, mentalidad que le ayudó a superar el marcador adverso al concluir el primer tiempo del encuentro tras un gol de Bruno Marioni.
En la segunda mitad, los jugadores dirigidos por José Manuel de la Torre demostraron el carácter y la ambición de trascender en la historia de la institución para darle vuelta al marcador, al anotar primero Francisco Javier el ‘Maza’ Rodríguez y después Adolfo Bautista, un gol que fue celebrado por el ‘Bofo’ hasta las lágrimas, sentimiento que le acompañó toda la afición.