Todo listo para el Clásico Tapatío

Si a principios de semana, los dos equipos alzaron la voz para pedir un Clásico Tapatío sin violencia, a través de las voces de los Presidentes de ambas instituciones, Jorge Vergara por el Club Guadalajara y Fernando Acosta del Club Atlas, el tradicional domingo familiar de la Perla de Occidente, con el sol cayendo a plomo, fue respetado en las inmediaciones del Estadio Jalisco, horas antes al duelo entre Chivas y Zorros.

Poco a poco, las calles aledañas al inmueble de la Calzada Independencia se fueron poblando de seguidores de los dos equipos, con una ligera mayoría del Rebaño, equipo local administrativo en el partido de este domingo por la tarde que cerró la actividad correspondiente a la Jornada 10 del Torneo Clausura 2009 de la Primera División.  

El ambiente previo a una edición más del Clásico Tapatío demostró que aún en la actualidad, se puede transitar entre un mar de playeras rojiblancas y rojinegras, sin que surja ninguna provocación, puesto que la batalla deportiva queda sólo en la cancha, de donde nunca debe salir.

Ejemplo de que el futbol es simplemente un juego, son los niños. Ellos que todavía no entienden de violencia y amenazas, y que simplemente con compartir un balón para jugar al futbol se pueden divertir por horas.

 No importan sus preferencias,  ni su condición social, mucho menos los colores que portan, si son rojiblancos ó rojinegros. Si juegan con una pelota medio ponchada, y con improvisadas porterías, hechas con piedras y latas, lo importante es jugar y emular a sus ídolos.

Así se vieron en la explanada del Estadio Jalisco a un par de niños, jugando y corriendo, ajenos a la multitud. Uno rojiblanco, otro rojinegro. Sus respectivas playeras indicaban que llevaban una vida en la calle, fuera de su hogar. Uno a otro se anotaban goles. Al final, el marcador de su "partido", fue lo de menos al final tomaron su pelota y juntos siguieron corriendo entre risas diciend uno: "Va a ganr el Atlas" y el otro replicó "Van a ganar las Chivas".

Precisamente de esa manera se espera el Guadalajara vs. Atlas, un partido que resulte a tambor batiente, jugado con pasión y entrega y en el que no se asome ni un ápice de violencia, dentro ni fuera de la cancha.