Sorprendió a propios y extraños gracias a sus enormes deseos de formar parte de una concentración profesional, similar a la que realiza el equipo de sus amores, las Chivas del Guadalajara.
Él, es fiel ejemplo de que el futbol es pasión, amor y entrega, fiel ejemplo de vida. Él es Ricardo Andrés Espinoza, un joven de la categoría 1992 quien pese a padecer de síndrome down, persiguió el sueño de disfrutar siempre de su deporte favorito, el futbol, sin complejos ni miedos, sin límites, pues aunque quizá no busca ser futbolista profesional, si tuvo el empeño de dejar una huella profunda en Sangre Nueva Chivas Bimbo 2010. Y lo logró.
Durante el entrenamiento de este viernes en el penúltimo día de actividades de Sangre Nueva Chivas Bimbo 2010, los arqueros participantes fueron los más vistos y los más apoyados gracias a él, pues Ricardo realizó los mismos ejercicios que sus compañeros, corrió como nunca y realizó las mejores atalajadas de la práctica, mientras su madre lo veía desde la línea lateral de juego.
El arquero, atento y sin perder de vista detalle alguno, también apoyó a sus compañeros, los animó a continuar, a no de dejarse caer, "¡vamos, con ganas!" fue su grito de guerra, convertido en un motivador constante, tal vez consciente de que ése era su papel a seguir durante la visoria, misma que realizó a la perfección junto a sus compañeros, quienes lo arroparon, lo respetaron.
Ante la admiración de todos, el novel portero logró vencer a su entrenador el profesor Jorge Peredo en una serie de penales, ganándose así los guantes de éste, pero sobre todo ganándose el aplauso y la admiración de todos los que también tuvieron la dicha y la fortuna de observar su empeño, su fuerza, sus ganas de cumplir su sueño en Sangre Nueva Chivas Bimbo 2010.
Los destellos de las cámaras lo buscaron una y otra vez. Si durante las diferentes concentraciones de Sangre Nueva a los jóvenes se les ha explicado una y otra vez, que el sueño de ser parte de Chivas no lo logran los mejores, sino los que mayor disciplina demuestran para lograrlo, el joven Espinoza es entonces un ejemplo para todos ellos, un ejemplo de vida.
“Me gusta jugar, porque toda mi familia le va a Chivas, me gusta ser portero porque me gusta parar los goles”, comentó con su tibia voz, portando una playera, con la leyenda: ‘soy autentico, soy Chivas’, mientras camina lentamente hacía el autobús que lo conduciría a continuar esta travesía, con sus deseos y el enorme corazón rojiblanco que lleva por dentro y que lo hacen diferente.
Al final, la gran enseñanza de Ricardo fue reconocer que no hay obstáculos difíciles en la vida, cuando se pone por delante los deseos y la entrega y Sangre Nueva Chivas Bimbo 2010, ha sido el marco para una historia de fuerza y entrega, como pocas en la vida.